La aventura de escribir un libro
Poneos en situación. Estáis conduciendo por la autovía, los miembros de la familia van dormidos y tú escuchando la radio para distraerte. La copiloto da un respingo en el asiento, quizás la música demasiado alta. Bajas el volumen para no molestar, tan bajo que, tras varios minutos, te das cuenta de que sólo escuchas un ritmo continuo de batería y bajo, y que golpeas con los dedos el volante como un títere llevado por unos hilos invisibles. Esa cadencia machacona parece estar llamando a las puertas de tu cerebro insistentemente… ¿Pero qué quiere hacer dentro de ti?
La llamada interior
En una situación normal cualquiera hubiera apagado la radio, pero a mí se me ocurrió que tenía que escribir un libro. Sí, ya tenía una historia que contar: la música como medio de control del cerebro. Nunca había intentado escribir nada antes (con excepción de algún premio literario infantil), así que la idea se presentaba a la par descabellada y sugerente. ¿Por qué no? Solo era cuestión de intentarlo. Primero una palabra, luego otra… así hasta el final. Sencillo, ¿no?
Después de varios años de muchas tardes, noches y fines de semana encerrado en casa, no puedo decir que fuera fácil, pero sí que fue una experiencia vital, completa, gratificante, de superación personal, diría yo. El proyecto tenía tantas posibilidades de fracasar que debía retarme a mí mismo continuamente. Vas a hacer algo grande, me decía, para darme ánimos. Salga como salga, aunque no tengas ningún lector, será tuyo, habrás echado el resto, habrás aprendido sobre temas que te interesan, será fruto de tu ingenio, de tu imaginación, de tu habilidad, de tu inspiración…
El resultado, Pura Magia
Llegado al final del camino, me alegro de no haber sucumbido al terror de la página en blanco, de no haber desfallecido ante la horripilante sensación de no poder acabar algo en lo que has puesto tanta ilusión, a la frustración de no encontrar la inspiración… Todo camino encierra problemas, pero la recompensa siempre es proporcional a las dificultades. Crear algo por ti mismo de lo que sentirte orgulloso es una de las mayores satisfacciones de la vida.
Sinceramente, empiezas el trabajo con el anhelo de que le guste a otras personas, buscando reconocimiento a tu obra, sueñas incluso que realizas el best-seller mundial que te hace inmensamente rico, pero en el fondo sólo quieres que parte de ti llegue a otros, de compartir un pedacito de tu persona con otros humanos. Para mí, sólo el hecho de haber terminado la novela supone un éxito, pero poder entregarte a los demás… Eso es Pura Magia.
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