Creación literaria: jugar a ser Dios
Si Dios hubiera tenido a mano una pluma, no habría tenido que ensuciarse las manos con el barro para crear al hombre… sino que hubiera obrado el milagro de la creación literaria. ¿Acaso no es eso precisamente lo que hacemos cuando damos vida a los personajes? Personajes… ¿o deberíamos llamarlos personas? En realidad no veo la diferencia. ¿Quién es más real? Cuando todos estemos muertos, los personajes seguirán vivos. ¡Es realmente fantástico!, no sólo los traes a este mundo, sino que les proporcionas el don de la inmortalidad. O mejor dicho, de la reencarnación, ya que cada vez que un nuevo lector abre las páginas del libro, ese personaje renace en una mente diferente.
Lo que no pudo hacer Dios es manejar adecuadamente lo que sucedería después en el Edén… pero un escritor sí puede. Situaciones, lugares, escenas… De nuevo me planteo una inquietante pregunta: ¿Qué es más real, una escena de una novela de ficción o una que ocurre realmente pero que ignoras?… Una es inventada pero está en tu cerebro, la otra es real pero para ti no existe… Yo claramente me quedo con la primera, ¿y tú?
Dios tampoco puede dar marcha atrás en el tiempo, pero los escritores podemos reescribir la historia. Reconozco que eso ha sido lo más divertido del proceso creativo de “EN CLAVE DE SOL”. Imaginar qué podrían haber hecho, sentido o pensado Pitágoras y Beethoven, en lugar de conformarme con la versión oficial de los libros de historia. Porque ¿qué es la historia? ¿Acaso no es otro libro?… Y los libros, libros son.
Y esto que estás leyendo, ¿de verdad está pasando? ¿O alguien lo está contando en su libro? ¿Eres libre o tu siguiente acción y pensamiento está en la cabeza de un escritor?
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