La novena, los más bellos sonidos del Universo

Busto de Beethoven

La novena Sinfonía de Beethoven parece la culminación de toda una vida dedicada a extraer los más bellos sonidos del universo. ¿No sería un acompañamiento perfecto para la música de las esferas que ideó Pitágoras?

Si para Pitágoras la existencia estaba compuesta de números, para Beethoven la realidad estaba compuesta de notas musicales.

El 7 de mayo de 1824, Ludwig van Beethoven presenta al mundo su Novena Sinfonía. La premiere tiene lugar en el Teatro de la Corte Imperial de Viena, abarrotado de aristócratas, nobleza y sangre real, que esperan ansiosos el trabajo del gran compositor después de diez años de silencio.

Los más bellos sonidos del universo

La representación no defraudó. Una orquesta de dimensiones colosales para la época interpretó la obra lo mejor que pudo dada la dificultad y los pocos ensayos realizados. Ya fuera por la calidad de la obra, por la manera de dirigirla, ejecutarla, o por la soberbia intensidad de sonido conseguida, los asistentes a la mágica función de aquella noche se sintieron transportados a una nueva dimensión musical.

Partitura de la Novena Sinfonía

Beethoven estuvo destilando esta obra en su alambique musical durante mucho tiempo. Es más, toda esta sinfonía parece la culminación de toda una vida dedicada a extraer los más bellos sonidos del universo. Yo añadiría algo más. No es sólo el resumen de la vida de un genio, de una mente descomunal y de una imaginación desbordante; es el resumen de toda una Humanidad condensada en 74 minutos y cuatro movimientos.

Para algunos es la música más grande que jamás se haya escrito. ¿No sería un acompañamiento perfecto para la música de las esferas que ideó Pitágoras?

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